Descripción
Siempre se ha hablado de los Mundiales de Rallyes de 1990 y 1992, aquellos en que Carlos Sainz obtuvo el título, pero ¿qué sucedió en 1991, año que muchos consideran que fue uno de los mejores del español, en el que incluso se le llegó a comparar con Ayrton Senna?
En Monte-carlo, tradicional primera prueba del campeonato, la lucha fue entre Sainz y un recién llegado al Mundial de la mano de Ford, François Delecour, el debutante voló en la superficie cambiante de la prueba e hizo sombra al campeón en todo momento, de hecho, fue el único capaz de arrebatarle el liderato hasta en dos ocasiones, pero en la última subida al Turini, último tramo de ese ‘Monte’, el Sierra sufrió la rotura de una rótula de la suspensión y un pinchazo, los 41 segundos de ventaja que tenía Delecour acabaron siendo más de 5 minutos de margen para Sainz, quien logró su primer triunfo en el principado.
Esa temporada no podía discurrir mejor, tras siete rallyes disputados, ocho del calendario, Sainz tenía 115 puntos, KKK 83 (aunque con dos rallies menos) y Auriol 66.
A partir de ese punto, en el rally de Finlandia, marcó el punto de inflexión del año, liderando la prueba un salto con salida de pista dañó el coche y finalizó cuarto; en Australia varios vuelcos, sobretodo el famoso de seis vueltas de campana, les dejó fuera del rallye, chafando totalmente el techo del Célica, la victoria fue para KKK; Sanremo no fue mejor, porque aunque Kankkunen abandonó, la rotura de la transmisión en el Celica dejó a la escuadra española sexta; en el Catalunya, por fin las cosas volvieron a ir de cara para Sainz lideraba con solidez, sin embargo, el frío del parque creado congeló un chip de la centralita del Toyota, obligando a los españoles a abandonar; KKK lideraba el campeonato, a falta de un rally, con 140 puntos a 131, teniendo que descontar los dos peores resultados.
En el RAC británico, y teniendo que acabar por delante de KKK, problemas con la bomba del agua mientras rodaba en segunda posición tras Didier Auriol, provocaron la pérdida de más de cinco minutos que le dejaron tercero, mientras el galo cumplió con las órdenes de equipo y se dejó superar por Kankkunen, quien aseguró su tercer título mundial con sólo 7 puntos sobre Sainz, 150 a 143.
Así pues, un Mundial que parecía ganado se perdió por algún error propio y por la fiabilidad de un Toyota Celica Gt-Four ST 165 que ya estaba en su última temporada. Fue un final de año difícil de aceptar, pero Sainz siempre decía: “Soy una persona que intenta encontrar lo más rápidamente la parte positiva de las cosas, sacar las lecciones que haga falta y mirar hacia adelante”.