Cuando aún no se habían apagado los ecos del II Rally Toñi Ponce Sport, la empresa Boutique T. P. S. anunciaba un III rally para finales de diciembre. Los foros cobraron vida, discusiones, opiniones enfrentadas, los correos electrónicos y teléfonos no paraban, pilotos que habían dejado cuentas pendientes en la pista, ... Sí, la maquinaria estaba en marcha y no podía pararse.
Se superaban las inscripciones del rally anterior, la organización, formada por la escudería Los Llanos Slot, dio todo por estar a la altura, y bien que lo estuvo. Seis pistas Ninco dignas para ser guardadas en un museo como si fueran obras de arte. Un local de ensueño,...
Y comienza el rally. Se veía los pilotos, algunos con signos de no haber dormido bien por la emoción, a los Júnior como el día de Reyes, a los más experimentados con apariencia de calma y teniendo todo controlado. Manos temblorosas, tic nervioso, frases cortas. En definitiva se respiraba el espíritu de la competición.
Solo tenías que sentarte y observar el evento. Mandíbulas apretadas, brazos en alto, una voz aclamando un tiempazo, una mirada al cielo que no sabes si es dando las gracias o pidiendo ayuda, una trazada perfecta, una salida sin sentido, una cabeza entre las piernas…, ese cúmulo de sensaciones te entraba por los cinco sentidos y te transformaba. Solo esperabas a que te llamaran para formar parte del rally, evadirte de la realidad y solo verte a ti, el coche y la pista. Mientras te dan la cuenta a tras, vas dejando tu vida cotidiana y comienzas otra vida, que aunque leve es intensa.
Por todo ello puedo decir que el III rally Toñi Ponce Sport, es más que un rally, y os digo sinceramente, que el mes de diciembre de 2007, yo viví una vida que perdurará en mis recuerdos