El tanque "Cromwell" fue desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial para el Ejército Británico con el
fin de sustituir al envejecido Crusader en el papel de "Tanque de Crucero". El Cromwell se caracterizaba por
su altísima velocidad máxima (más de 60 km/h) y su gran maniobrabilidad. Sin embargo, a menudo se
limitaba su velocidad para no sobrecargar la mecánica, especialmente la suspensión. Este tanque también
tenía un blindaje decente y un buen armamento. El cañón principal de 75 mm montado en la torreta era
bastante eficaz contra vehículos blindados equivalentes y podía utilizar la misma munición que otros carros
aliados, como el Sherman estadounidense. Además, el Cromwell desempeñaba un eficaz papel de apoyo
cercano a la infantería.
